miércoles, marzo 16

BLIND DATE IS THE NEW VALENTINO



 Try new things everyday


Blind date… ¿Quién no ha tenido uno? Pero bueno, no me opongo, salga bien o mal, son de esas cositas que tengo que tachar de mi “pocket list” antes de morir (como haber ido al concierto de los Backstreetboys… ¡malazo pero tenía que asistir!).

            Así que preparándome para sumergirme a las aguas de lo desconocido, invité a mi gurú del amor a unos sushis en la noche y platicarle lo que estaba a punto de hacer. “Hay Lucía pero en qué líos te metes” Su acento español, sensatez y serenidad, siempre me hace escucharlo, y aunque a los gallegos los tomemos por tontos en los chistes, para mi gusto ha dado mejores consejos que una revista Cosmo, y esa es una afirmación muy fuerte.

            Es por eso que mientras le ponía más ensalada de cangrejo a mi sushi, su sabiduría comenzó a expandirse a cada rincón, hasta que entraron por mis orejas:

            “Cuando vas a una cita, la que sea, tienes que pensar en sólo una cosa…”

-       ¿Me veo bien? ¿Tengo un cilantro en el diente?
-       ¡No! – Se rió, y entonces sin pensarlo, escupió esas palabras mágicas que se me grabaron con lipstick rojo en mi espejo de baño imaginario:

Cuando vas a una cita, en lo único que tienes que concentrarte es en si la persona que está frente a ti, te gusta, te agrada, lo crees un elemento bueno para compartir más momentos… y en lo último que tienes que pensar… es en si tú le gustas.

¡Claro! ¡Como cuando voy de shooping! Pensé enseguida, primero veo que me gusta mucho el outfit y después me lo pruebo y veo si yo le gusto a él jaja… porque obvio que hay veces que un look increíble no se ve bien en mi cuerpo (aunque esté divino… mi cuerpo no el outfit), así que defraudada lo devuelvo a los anaqueles para que otra niña lo tome y tenga suerte (y no se lo ponga en una fiesta en la que esté presente).

Así pasa con los dates, siempre eliges las prendas, ellas están expuestas ahí para que tú las tomes. Obviamente me atraen las que tienen mi personalidad impregnada, las que sacan lo mejor de mí, las que explotan mis cualidades, las que tienen un tono de color que hace que mis cachetes se vean más rositas… ¡que me encanta!

Pero no piensen que esto de elegir a alguien es tan superficial como agarrar un trapo de diseñador. Una persona es obviamente cien mil ochocientas veces de más valor (bueno, dependiendo, si el trapo del que estamos hablando es de Valentino), pero bueno, el punto es que, al ir a una cita, literalmente “posamos” , no estoy relajada porque mis neuronas están ocupadas en si el perfume es muy fuerte o si el rimel ya se corrió poquito hace dos segundos que me tallé los ojos olvidándome que estaba “a prueba….” Pero…

¿a caso alguna vez nos ponemos a pensar que ellos son los que están a prueba para entra a la fabulosa vida de Carla, Lucía, fulanita o como sea que nos llamemos?

            Por un lado quiero exponer lo mejor de mí en un date, pero por otro al pensar en buscar la aceptación, me olvido si acepto el trato de la persona que está frente a mí, si a mí me gusta su pelo, si me gustan sus calcetines blancos con zapatos negros y esa bufanda rosa… entonces río.. y entonces pienso: Al final de la vida, todo sigue teniendo que ver con la ropa que eliges. Jaja.

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